Juan Manuel Mateo
La deuda histórica que se tiene con las comunidades originarias de nuestro país y estado, lejos de haberse resarcido con la 4T ha aumentado. Se estima que en Michoacán, el 72 por ciento de la población de las comunidades se encuentra en situación de pobreza, el 29 por ciento en pobreza extrema y el 42 por ciento tiene carencia alimentaria, mientras que más de la mitad, 56 por ciento, no cuenta con servicios básicos.
El tema educativo no es mejor. El rezago educativo en Michoacán es del 20 por ciento, en las comunidades indígenas supera el 40 por ciento. El analfabetismo en las comunidades duplica al promedio estatal, ya que en los pueblos originarios es del 20.2 por ciento, mientras el promedio estatal es del 10 por ciento.
Basta recorrer algunas de las comunidades para observar la situación de desigualdad e injusticia. Sin embargo, poco a poco las comunidades se han organizado para solucionar sus problemas. A pesar de que se ha conseguido avanzar en algunos aspectos, más por la lucha que por la concesión de los gobiernos, los problemas siguen. Para darnos una idea de lo que se menciona, vamos a dar un panorama general sobre cuáles son las condiciones en las que viven las comunidades del estado de Michoacán.
- Salud.
En las comunidades originarias del estado de Michoacán se carece de los servicios básicos de salud. En cada comunidad podemos encontrar instituciones que solamente sirven para brindar servicios como: poner inyecciones, vendar alguna torcedura, dar algún medicamento como paracetamol, dar pláticas o en su caso para difundir algunas campañas de vacunación. En estas instituciones de salud (clínicas), solamente podremos encontrar a una enfermera y en ocasiones un médico pasante. Sin embargo, las instituciones simplemente están, más que para dar atención médica a la gente de la comunidad, para simular que se da servicio de salud.
Si esto se ve en estas instituciones ubicadas en la comunidad, es peor aún en las instituciones que atienden las enfermedades graves de la gente. Los hospitales de especialidades del ISSSTE, IMSS o de la SSE, que deberían de dar atención a la gente de la comunidad, por el abandono y desmantelamiento no la brindan. Estas instituciones no cuentan con el personal, con medicamento, ni con los aparatos que se requieren para la atención de los y las pacientes de las comunidades.
Además de que se encuentran retirados de las comunidades, pues los principales hospitales se encuentran en Pátzcuaro, Morelia, Uruapan, Zamora, Jiquilpan y Zacapu. Sumado a la lejanía, la gente de las comunidades tiene que batallar para trasladarse, comprar los medicamentos que se ocupan porque en estas instituciones no los tienen y en los momentos de desesperación, que no se atiende a los pacientes, optan por llevarlos a los hospitales privados, lo que implica un costo muy alto para las familias. Sin mencionar el trato discriminatorio que reciben la gente de la comunidad.
- Trabajo
Las comunidades originarias son una cultura del trabajo, siempre están y han sabido trabajar, la historia los respalda en esto y muchos aspectos más, sin embargo, en la actualidad la situación que vive la gente es difícil, el trabajo que realizan para obtener un ingreso no les permite cubrir los gastos que este sistema capitalista ha impuesto, mucho menos para tener un desarrollo digno. Además de esto, los trabajos que realizan son bajo una situación de explotación, sin derechos laborales ni seguros médicos.
Muchas comunidades se dedican a la agricultura, sin embargo, el Tratado de Libre Comercio y el T-MEC, que han permitido la importación de granos de estados unidos subsidiados, han desmantelado la producción campesina. Una de las actividades económicas a las que más se dedica la gente de las comunidades es a la siembra de maíz. Esta actividad es temporal, y mayormente es para autoconsumo. Sin embargo, en los últimos años, esta actividad se viene perdiendo, ya que como no es rentable, es decir, no se obtiene una ganancia y en ocasiones ni se obtiene el producto, por tanto, la gente ya no quiere sembrar.
La expansión de la industria del monocultivo de agroexportación se ha desarrollado en gran medida, gracias a que las comunidades indígenas proporcionan mano de obra barata de los jornaleros agrícolas, los cuales laboran sin prestaciones, seguros sociales o seguridad social.
La producción campesina se complementa con los ingresos del comercio. La gente sale a vender sus productos que siembra o artesanía, de madera o de barro a las cabeceras municipales, a las ferias que se desarrollan en el estado o en su caso van a otros estados a llevar sus productos. Esta actividad en algunos de los casos les permite obtener un ingreso mayor, que les permite no solo solventar los gastos de diario, sino que también les permite obtener un extra que podrán utilizar para apoyar otros gastos del hogar.
Sin embargo, no es un secreto que el factor fundamental que permite que las comunidades no se suman aún más en la pobreza, son las remesas que envían sus familiares. Tan solo en 2021, Michoacán recibió 4,984.1 millones de dólares en remesas, fue el segundo lugar después de Jalisco. Ante la falta de trabajos estables, en las comunidades originarias hay mucha migración, la mayor parte llega a las EEUU, pero hay otro sector que migra hacia otros estados como Guadalajara, estado de México, ciudad de México o a ciudades como Tijuana. Las personas que van sobre todo a los EEUU son los que hasta cierto punto mantienen un trabajo estable, aunque también existen muchos que van solo por contratación de 6 meses.
Una gran mayoría de la gente de las comunidades se dedica a la construcción en sus comunidades, este trabajo permite un ingreso temporal y de igual forma, sirve para sacar los gastos de diario. Esta actividad podríamos decir que está presente desde hace ya varios años, sin embargo, en la actualidad, esto está cambiando, debido a que muchos y muchas –sobre todo mujeres- han comenzado a trabajar en las empresas agrícolas de jitomate, papa, fresa, zarzamora, arándano, limón, aguacate entre otras más.
- Vivienda.
En este aspecto la situación es muy diversa, pero podemos decir que la mayoría de la gente vive en viviendas humildes y con los servicios mínimos. En las comunidades podemos encontrar familias que viven en chozas, en trojes, casas de adobe y casas construidas con concreto. La precariedad de la vivienda se observa en la carencia de servicios.
Mientras que en Michoacán el 12.2 por ciento carece de agua entubada, en los pueblos indígenas crece a 23.7 por ciento. El 11 por ciento de la población del estado carece de drenaje, en tanto que en las comunidades indígenas la cifra es del 45 por ciento, lo mismo ocurre con la electricidad, donde a nivel estatal el 2 por ciento carece de este servicio, mientras que la población indígena crece en un 4 por ciento.
En este punto es necesario mencionar que la construcción de una casa depende mucho del salario del o de la trabajadora y como se mencionó anteriormente, la mayoría de los y las trabajadoras no cuentan con un salario que les permite construir una casa, es por ello, que podemos encontrar casas donde viven una o dos familias.
- Problemas ambientales
Uno de los principales problemas que en la actualidad se tiene en las comunidades originarias es la pérdida del territorio y, por ende, la pérdida de los bosques. La pérdida del territorio se está dando a que las empresas trasnacionales, empresarios nacionales y estatales se están apoderando de territorio comunal para sembrar cultivos que no son propios de las regiones. Este saqueo que ahora se viene haciendo, se suma a la ya histórica pérdida del territorio comunal ante las cabeceras municipales y caciques regionales. El territorio es fundamental para las comunidades, sin embargo, a lo largo de la historia siempre han tenido en contra las leyes nacionales y estatales, de ahí que, hoy vemos como cada día se va perdiendo más territorio y más bosque. Esto porque la mayoría del territorio que se pierde está siendo dedicado a la producción, y esto implica que se deforeste el territorio.
A la par de esto, se da el saqueo y explotación del agua que se encuentra en las diversas regiones donde habitan gente de comunidades originarias. El agua es uno de esos elementos fundamentales y las grandes empresas y empresarios roban este vital líquido a las comunidades. Hoy vemos que el territorio está cambiando y, por ende, los problemas ambientales se están presentando.
- A manera de conclusión.
Ante el panorama que se ha descrito, podemos mencionar de manera contundente que; las comunidades originarias de Michoacán viven una situación de pobreza que les impide llevar una vida digna.
Es por ello, que se ocupa solucionar el problema de fondo y no de forma, ya no se ocupa más asistencialismo, se ocupa un plan económico que posibilite desarrollar en las comunidades originarias empleos bien remunerados, atención de las necesidades de vivienda, educación y salud. No basta con la retórica “indigenista”, se requiere un gobierno de los pueblos indígenas y de los trabajadores que atienda las demandas más sentidas de los pueblos indígenas.