Lenin Contreras
Hay acuerdo en que el Covid-19 mostró lo despiadado e inhumano que es el capitalismo. La mortalidad del virus es resultado de la desigualdad social, de la privatización de los servicios de salud; se mantuvo en las ramas de trabajos precarizados por el capital, su propagación fue por los circuitos comerciales y su origen por la intensa explotación de la naturaleza. Es verdad que el virus no es democrático, pero solo porque el capitalismo no lo es.
El capitalismo usó al Covid-19 para profundizar la concentración de la riqueza y socializar la pobreza. Con la pandemia Empresas como Tesla, Google, Microsoft, Facebook y Amazon incrementaron sus ganancias en miles de millones de dólares. Tan solo Jeff Bezos, dueño de Amazon, incrementó su fortuna en 24 mil millones de dólares. Pero no son las únicas, los laboratorios estadounidenses de biotecnología, como Novavax y Moderna, han generado ganancias por 17 mil 678 millones de dólares debido a que han prometido una vacuna contra el Covid-19.
Mientras la pandemia en el capitalismo hace a los ricos más ricos, a los pobres los hace más pobres. El informe del relator especial de Naciones Unidas para la pobreza extrema y derechos humanos, Olivier De Schutter, estimó que 176 millones de personas en el mundo caerán en niveles de extrema pobreza. Por su parte, la organización internacional no gubernamental OXFAM, estimó que 12 mil personas podrían morir por día a finales de año debido al hambre, esto se debe a que 122 millones están al borde de la inanición por las consecuencias económicas de la pandemia.
La pobreza extrema y la hambruna son unas de las consecuencias de que 200 millones de personas se quedaron sin empleo, 12 millones de ellas son mexicanas. Pero seamos justos con el virus, antes de su llegada el capitalismo no era mucho mejor. Éste era el capitalismo pre-pandémico:
En el mundo, 800 millones de personas vivían con un ingreso de 2 dólares diarios (BM. 2019). Éste es el índice del Banco Mundial (BM) para medir la pobreza en el mundo. Además 3 mil 400 millones de personas vivían con ingresos menores a los 5,50 dólares al día (BM. 2018). En México había 50 millones de personas viviendo en condiciones de pobreza (CONEVAL).
En el mundo alrededor de mil 600 millones de personas habitaban casas inadecuadas y 900 millones vivían en asentamientos informales o campamentos, tanto en países pobres como ricos (ONU-HABITAD. 2018). En México, 36 millones de personas no cuentan con vivienda digna.
En el planeta, más de 2 mil millones de personas carecían de acceso a los servicios básicos de agua y saneamiento (ONU. 2019). En México, 12 millones no tienen acceso al agua potable.
En el mundo, la mitad de la población está privada de servicios de salud esenciales (3 700 millones) (OMS. 2017). En México, 25 millones no tienen acceso al servicio público de salud.
Alrededor de todo el territorio de nuestro planeta, 40 millones de personas eran víctimas de esclavitud moderna (OIT. 2017). En México 3.2 millones de infantes trabajan pese a ser ilegal.
En el Mundo, 758 millones de personas no sabían ni leer ni escribir (UNESCO. 2017). En México, 4 millones 700 mil personas son analfabetas.
En el total de los países, 70 millones de personas son desplazadas de sus hogares por conflictos armados o despojo de sus tierras (ONU-ACNUR. 2019). En México esta cifra es de 12 mil.
En el mundo, 2 mil 153 de multimillonarios poseen más riqueza que 4 mil 600 millones de personas (un 60 por ciento de la población mundial) (OXFAM. 2020). En México, 16 personas concentran una riqueza equivalente al 20 por ciento del PIB. (Forbes. 2019).
Éste era y es el mundo de las libertades, igualdad y democracia que defiende el capitalismo.
Un punto que debemos destacar es que el virus visibilizó el desastre social que fue construido por 30 años de capitalismo neoliberal, y con ello generó un gran debate: la continuidad o derrumbe del capitalismo y la necesidad de pensar nuevas formas de sociedad.
El capitalismo no caerá por sí solo, hay que hacerlo caer. Por eso, hoy la tarea no es solo pensar en el mundo pospandemia, sino sobre todo pensar en un mundo poscapitalista. En otras palabras, el capitalismo pandémico nos obliga a pensar en la necesidad del socialismo.