Al menos el 31 por ciento de la población trabajadora en la Ciudad de México no contaba con los recursos suficientes para adquirir la canasta básica alimentaria a finales de 2019, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL).
La precariedad de la población trabajadora se agrava de forma notable a raíz de la declaratoria de emergencia provocada por la expansión del SARS-COV-2, mejor conocido como COVID-19 o Coronavirus.
Esta semana, luego de que Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, anunciara las medidas de emergencia para afrontar la expansión del SARS- COV-2, que contempla el cierre de comercios y otros negocios, sectores de trabajadoras y trabajadores se han manifestado públicamente debido a la incertidumbre laboral y la falta de ingresos.
El pasado 31 de marzo, un contingente de organilleros, que tradicionalmente laboran en las calles del centro de la ciudad, realizaron una marcha para exigir al gobierno que los incluya en alguno de los programas de apoyo que se han anunciado.
De acuerdo a las entrevistas realizadas por distintos medios de comunicación, en un día normal el ingreso de este sector de trabajadores y trabajadoras asciende a 200 pesos, pero desde la implementación de las medidas de emergencia, sus ingresos apenas llegan a los 50 pesos. Descontando el costo del transporte público, el ingreso para mantenerse y mantener a sus familias resulta insuficiente.
Otro sector de la población, que ya ha manifestado su preocupación es el de las y los meseros, quienes se movilizaron por las calles del centro histórico el 3 de abril. Un contingente de cerca de 300 trabajadores y trabajadoras se manifestaron a las afueras de Palacio Nacional, justo cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador ofrecía su tradicional mañanera.
Las y los meseros expresaron su preocupación porque no saben cómo van a sobrevivir este periodo de cuarentena. Es de recordar, que este sector percibe un bajo ingreso, del cual no tienen certeza que seguirán recibiendo, además de que se complementa con las propinas que reciben de forma cotidiana. Dicha arbitrariedad ha sido tolerada y solapada por los gobiernos en turno.
Llamado a no quitar, ni disminuir salarios es insuficiente
Los ejemplos anteriormente señalados, son solo una muestra de la situación de incertidumbre que enfrenta la clase trabajadora, no solo en la CDMX, sino en todo el país. Ante lo cual, el gobierno únicamente ha llamado a la patronal a “ser solidarios”, pero sin establecer mecanismos claros que obliguen a la patronal a no dejar en la desprotección a la población trabajadora.
Es en este marco de incertidumbre que las y los trabajadores precarizados han llevado a cabo manifestaciones públicas, mostrando una vez más que el llamado a quedarse en casa no puede ser acatado debido a la desigualdad social que existe en nuestro país. En este escenario, el llamado de la federación y de los gobiernos locales resulta insuficiente para satisfacer las demandas de las y los trabajadores.