“Una sociedad que no es capaz de
defender su salud y cuidar de ella,
nunca podrá ser libre”
Abdullah Öcalan
La pandemia producida por el COVID-19 ha sido aprovechada por las fuerzas imperialistas para intentar asfixiar aún más al pueblo kurdo, quien vive una situación de bloqueo. Derivado de ello, cuenta con un precario sistema de salud, lo cual obstaculiza tener medidas eficaces contra este virus.
Un poco de Historia:
El Kurdistán es un territorio que abarca parte de los países de Irán, Irak, Turquía y Siria. El territorio kurdo es muy diverso, ha tenido un largo proceso de unificación y algunas de sus organizaciones más fuertes son el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que ha logrado construir una amplia base social y ha sido relacionado, por el gobierno turco, con el Partido Democrático de los Pueblos (HDP). Esta es la tercera fuerza en el país que ha logrado aglutinar a las minorías, a organizaciones de izquierda y a fuerzas progresistas, y además derrotó en dos ocasiones en elecciones al Partido Justicia y Desarrollo (AKP) de Erdogan.
Otra organización kurda con una gran aceptación son las Unidades de Protección (YPG) con sus revolucionarias Unidades de Protección Femeninas (YPJ). Su formación está basada en las enseñanzas de Abdullah Öcalan y tienen una propuesta de organización de Confederalismo Democrático.
Hace apenas unos meses, el Estado Turco lanzó una numerosa avanzada militar llamada “Manantial de Paz” hacia el territorio kurdo, que junto con el grupo terrorista Daesh, asediaron y atacaron a comunidades y a grupos de desplazados. A ello se le suma el desabasto de recursos, y el poco acceso a centros de salud, pues cuentan sólo con 3 hospitales con 28 camas en total y dos médicos instruidos en los escasos respiradores disponibles.
Efectos del COVID-19 en el Kurdistán:
Respecto a la pandemia del COVID-19, según datos aproximados, 23 mil personas kurdas están infectadas y alrededor de mil 800 han muerto, aunque se sospecha que las cifras sean más altas.
En los campos de desplazados, la situación es doblemente difícil; el desabasto y el hacinamiento vuelven prácticamente imposible el aislamiento. Además hay cortes de agua en la región, lo que ha hecho que el virus se propague más rápidamente.
Al igual que los médicos cubanos, los médicos kurdos se han preocupado por atender a la población en la medida de sus limitadas posibilidades. Recientemente lograron crear una prueba para identificar el COVID-19 de forma temprana. El médico Inan Xelîl, del Hospital de Enfermedades de Ojos y Pecho de la ciudad de Qamishlo, mencionó que: “en la epidemia del coronavirus, el diagnóstico temprano es importante por dos razones. La primera es para prevenir la propagación de la enfermedad, y la segunda es para evitar que la enfermedad se extienda a los pulmones del paciente”.
Ante esta difícil situación, el diputado y vicepresidente del HDP, Garo Paylan, presentó un paquete de medidas económicas para paliar la crisis humanitaria, entre las cuales destacan: la suspensión del pago de alquileres, la prohibición de despidos y la gratuidad de los servicios básicos. También comunicó que las compañías deberían proporcionar a los empleados descanso pagados y todos los ingresos tributarios tomados de los trabajadores deben ser cubiertos por el Estado. Propuso, además, medidas de protección en las cárceles superpobladas y que las mujeres de bajos ingresos -que son trabajadoras precarizadas, de limpieza o madres solteras- reciban un apoyo directo.
Sobre el racismo y medidas contra los kurdos y otras minorías, el diputado Paylan, mencionó : “Este virus del autoritarismo racista es también un grave problema de salud pública y estamos comprometidos a sobrevivirlos a ambos”.
La lucha anti-patriarcal en Kurdistán:
Al igual que en México y el resto de América Latina la violencia doméstica aumentó durante la cuarentena, por ello la diputada Ayşe Acar Başaran, también del HDP, habló de los diversos factores que las ponen en mayor vulnerabilidad. Denunció que al menos en la ciudad turca de Batman el gobierno turco cerró instituciones de mujeres y paró los proyectos que estaban construyendo. Hizo un llamado a proteger a las mujeres refugiadas hacinadas y con trabajos precarios; además mencionó: “En el próximo período, seguiremos luchando contra la política de fideicomiso, y contra la violencia hacia las mujeres que está aumentando como resultado de la cuarentena por el coronavirus, y contra la forma de pensamiento patriarcal fomentada por esta crisis”.
La situación de las mujeres es sumamente grave, y su liberación es uno de los pilares en la Revolución kurda. En Rojava, las mujeres son uno de los principales objetivos de las fuerzas imperialistas. Usadas como botín de guerra, las mujeres kurdas son utilizadas para quebrantar la resistencia de los pueblos. Las fuerzas imperiales de mercenarios ocupan, saquean, y asesinan a los pueblos, pero los ejemplos más brutales se escriben en los cuerpos de las mujeres, como ha sido el caso de Hevrin Xelif o Amara Renas, quienes fueron ultrajadas, asesinadas y mutiladas, y sus cuerpos fueron exhibidos públicamente a manera de represalia. El secuestro de mujeres es muy recurrente en zonas ocupadas como Afrin o Serekaniye. De ahí nace la necesidad de sumar masivamente a las mujeres a la autodefensa de su ser; a través de procesos de politización y organización que han desembocado hasta en la lucha armada para tener voz en la construcción de una nueva sociedad donde gocen plenamente de sus derechos.
La incorporación de las mujeres en las luchas es imprescindible en todo el globo, ya que somos más de la mitad de la población y también somos quienes vivimos más marginadas, explotadas y discriminadas. Liberarnos significa sumar una fuerza imparable a la lucha revolucionaria.
Las mujeres kurdas han hecho un llamamiento en contra de la pandemia del COVID-19; pero también de la otra: la pandemia de la modernidad capitalista, patriarcal y su violencia. Ellas llaman a fortalecer los lazos entre mujeres del mundo, y a unirnos para construir la autodefensa, y a la vez, construir una sociedad nueva que se preocupe por preservar la vida de la humanidad en armonía con la naturaleza.
Es así como el pueblo de Kurdistán le planta cara a la pandemia, a la crisis y a la violencia del capitalismo patriarcal; luchando, organizando, creando, construyendo y llamando al internacionalismo. Así mismo, lo tenemos que hacer nosotros y nosotras.
Tenemos que construir otra alternativa a la realidad que estamos viviendo, en medio de la pandemia, la guerra y la crisis capitalista que se avecina con gran celeridad.