En Palestina, mientras los contagios por COVID-19 se multiplican, su territorio se reduce. Las fuerzas de Israel siguen endureciendo las políticas de Apartheid en la región.
Recordaremos que desde 2018, el pueblo Palestino llamó a la Gran Marcha del Retorno, en la que cada viernes (hasta antes de la pandemia), miles de palestinos se reúnen en diferentes puntos de la franja de Gaza, para denunciar de forma pacífica y sin armas, el brutal bloqueo de recursos impuesto por Israel. Asimismo exigen la recuperación del territorio que les ha sido arrebatado desde 1948 y que día a día continúa siendo despojado, convirtiendo a las mujeres y hombres palestinos en desplazados en su propia tierra. Esta situación de confinamiento, los hacina en pequeñas áreas donde son constantemente hostigados.
Israel sostiene un genocidio sistemático recrudecido con un bloqueo económico y crueles prácticas de represión. Asesinan al menos a un niño o niña palestina cada tercer día, detienen a hombres, mujeres y menores de edad en cárceles que están a tope. Controlan las raciones de comida que entran a territorio palestino, también interrumpen a placer el suministro de agua, (muchas veces contaminada) la cual en ocaciones ni llega.
Los centros de salud son bastante precarios, derivado del constante asedio, lo cual limita las condiciones para poder tomar medidas de prevención y el seguimiento de los enfermos. En estas condiciones, es muy difícil frenar la propagación del COVID-19, lo cual pone en riesgo inminente a la mayoría de la población Palestina.
Confinados y sin poder huir, viven los palestinos en su propio territorio, por las inhumanas políticas de Israel.
Ante este dramático escenario, el primer ministro palestino Mohammad Stayyeh aseveró que “No aceptamos la tutela israelí sobre nuestras medidas. Lo que se requiere es que Israel nos deje en paz”, además denunció que fuerzas israelíes ingresaron a la aldea de Khirbet Ibziq y demolieron las clínicas comunitarias de emergencia, destinadas a tratar casos de coronavirus.
Hace unos días se dió a conocer que en los retenes, los soldados de Israel escupen a los pasajeros de los vehículos palestinos como una “provocación” para hacer creer que serían contagiados del virus.
El ejército israelí, aprovecha la pandemia como una forma más de avanzar en el exterminio: han intensificado la campaña de bombardeos, ataques, detenciones y han robado más tierras y recursos hídricos de Palestina. Por si fuera poco, tratan por todos los medios de interferir en la organización de la acción popular colectiva
Sin embargo, un grupo de jóvenes palestinos se ha organizado para estar suministrando botiquines de primeros auxilios y desinfectantes a comunidades y familias de desplazados, además de brindarles consejos para protegerse del COVID-19 y evitar su propagación, esto, a pesar de que los soldados con sus balas y bombardeos dificultan su tarea. Muchos han sido asesinados y otros cientos detenidos.
El pasado 22 de marzo, en plena pandemia, en Qalqiliya, los soldados detuvieron a Mamdouh Barry y Alaa’ Sadeq en sus propias casas en la ciudad de Cisjordania. Días antes, el 18 de marzo, 9 jóvenes palestinos fueron arrestados en una redada nocturna en diferentes áreas de Cisjordania ocupada: seis fueron arrestados en Ramala, uno en Qalqiliya, y dos en Jerusalén, quienes fueron detenidos mientras limpiaban su vecindario como medida de prevención contra el Coronavirus.
La situación en las cárceles es aún más difícil. A los prisioneros infectados por los mismos soldados, los meten en celdas repletas de personas sanas para que los contagien.
La lucha palestina había ya rendido frutos en la denominada Área C donde se encuentra el Valle del Jordán, que constituye alrededor del 30 % de la superficie de Cisjordania. Ahí habían impedido, o al menos obstaculizado los avances de la ocupación israelí. La lucha popular sin más que rocas y banderas palestinas había logrado frenar, al menos, varios proyectos; pero ahora con el Coronavirus y la escalada represiva se ha dificultado más la resistencia.
Mientras las autoridades palestinas hacen un llamado a aislarse y evitar salir, incluso, dentro de sus localidades como medidas de contención, los colonos israelíes incursionan en estos pueblos acompañados del ejército, llevando a pacientes positivos, para tratar de contagiarles, como ocurrió en el distrito de Nablus.
Por si esto fuera poco, Israel se ha encargado de bombardear y demoler miles de casas palestinas, obligándoles a vivir desplazados, con todas las carencias que ello implica, e incluso ha obligado a otros tantos a demoler ellos mismos sus casas, alegando que no les habían otorgado el permiso de construcción.
Si Italia tuvo altísimos niveles de contagio sin tener una ocupación militar y bloqueo, entonces se comprende este llamado urgente para solidarizarse con el heroico pueblo palestino.