Itzuri Cruz

La incursión militar que inició el 9 de octubre de 2019 por parte del ejército turco (el segundo más poderoso de la OTAN) y las milicias sirias, es la tercera en territorio kurdo desde 2016 y ha generado al menos 70 mil desplazados. La incursión se ha dado en el norte y este de Siria (Rojava o Kurdistán sirio). Los bombardeos han sido constantes, no sólo destruyen hogares y aldeas enteras, también reservas de alimento, agua, fábricas, refinerías, a las caravanas de desplazados y las caravanas de apoyo, así como los campamentos provisionales.

Los kurdos son una minoría étnica cuyo territorio está entre los países de Irak, Irán, Turquía y Siria, mucho antes de que fueran Estados-Nación. Iniciaron la lucha por ser reconocidos desde principios del siglo XX, ya que muchas de las leyes de los países en los que se encuentran son discriminatorias, en Turquía por ejemplo, se les prohíbe reproducir su cultura y se castiga duramente hablar su lengua.

Fue después de las leyes discriminatorias y brutales genocidios kurdos por parte de los Estados-Nación y los mercenarios del Daesh (Estado Islámico), que formaron autodefensas en sus territorios; las Unidades de Protección (YPG, por sus siglas en kurdo) y la división de las Unidades de Protección Femeninas (YPJ). El trabajo de guerrilla tiene una amplia base social de simpatía y apoyo, no sólo de los kurdos, sino de etnias, nacionalidades y religiones diversas; ha resultado ser un movimiento sumamente exitoso, han logrando liberar territorios de la opresión de las potencias y sus mercenarios. La única organización que pudo dar cierta tranquilidad y estabilidad fueron las Unidades de Protección kurdas, junto al Partido de los trabajadores de Kurdistán (PKK), que ridículamente son calificados como terroristas por la Unión Europea y los Estados Unidos de América.

Bajo la idea del “confederalismo democrático”, hacen una crítica a los Estados-Nación y pugnan en cambio, por una forma de gobierno totalmente democrática, que acepta diversas culturas, religiones, tribus y formas de autogobierno en un mismo territorio,  a condición de que se respete el bienestar común, la naturaleza y el empoderamiento y libertad de las mujeres. La más famosa de las liberaciones a manos de la guerrilla fue la de Ayn al-Arab (Kobanê) en 2014, sin embargo, la conquista de territorio es una lucha constante por mantenerlo libre de intervenciones militares que pretenden someterlos bajo intereses mezquinos.

Mientras Erdogan se perfila como uno de los peores genocidas del siglo XXI,  el  PKK y las YPG-YPJ han llamado a las diversas organizaciones a defender el territorio kurdo y el llamado ha sido respondido a nivel internacional, la población ha tomado la determinación de luchar por su autonomía y defender con su vida los pueblos de Rojava, y en diversas partes del mundo las personas se han movilizado para denunciar los hechos.

La intervención militar a las comunidades kurdas es un ataque al movimiento revolucionario a nivel mundial, por ende expresamos nuestra solidaridad con el pueblo kurdo y condenamos el hostigamiento y ataque de los países imperialistas, patriarcales y colonialistas.

Ante la catástrofe humanitaria que desató la intervención turca en territorio kurdo, urge que los pueblos del mundo defendamos el derecho del pueblo kurdo de permanecer en su territorio, de defender su tierra y de autodeterminarse.

¡viva el heroico pueblo kurdo!