La idea central que convoca al mundo en torno al 1 de mayo, no es, como lo tratan de hacer creer gobiernos y empresas, el de “festejar” a las trabajadoras y trabajadores. No es tampoco, la de “agradecer” que una parte del pueblo tenga trabajo. La esencia del 1 de mayo, es la de recordar que fue gracias a la lucha (que costó la vida de ocho compañeros, y la libertad de otros cientos), de miles de trabajadores y trabajadoras que lograron la instauración de las 8 horas laborales. El 1 de mayo es una fecha para construir una organización que ponga por delante los intereses del pueblo trabajador. Es un momento para exponer las consignas más sentidas de la clase trabajadora.
Todos los que vivimos de nuestro trabajo tenemos algo en común: somos explotados y con nuestra labor generemos las ganancias del patrón. ¿Qué proponemos? Organizar una campaña nacional por el Rescate de los Derechos Laborales y por un Reforma Laboral en beneficio de las y los trabajadores.
Todo este esfuerzo tiene como eje luchar contra la Reforma Laboral de Felipe Calderón que hoy en día está completamente vigente, que legalizó en 2012 todas las medidas injustas que venía aplicando la patronal a la clase trabajadora en México: trabajo sin prestaciones, sin seguro social, por muchas horas extra y sin pago adicional, sin estabilidad laboral o contratos por meses, días y horas; es decir, la legalización de la flexibilización y precarización laboral.
La Reforma Laboral hoy vigente significa el establecimiento de nuevas formas para controlar a las y los trabajadores e impedir su organización. Es también la legalización de jornadas muy largas de trabajo por un pago mínimo, sin la menor seguridad social y sin estabilidad que pueda garantizarnos una vida de manera digna. Esto es un retroceso en la historia de todas las luchas que han llevado a cabo las y los trabajadores para conseguir los derechos laborales, es sangre tirada a la basura.
También ocasiona que millones de jóvenes y personas adultas desempleadas compitan ferozmente entre sí por un empleo, y esta pugna culmina en bajar aún más los salarios de cada trabajador por las labores que realiza.
Todos los sectores de trabajadores, desde los obreros, maestros o investigadores universitarios, trabajadores agroindustriales y jornaleros, los albañiles, enfermeras, médicos, meseros, periodistas, cocineros… todos y todas sufrimos la precarización y la flexibilidad laboral. Aunque algunos tengamos mayor pago que otros nuestra situación es la misma, porque no gozamos de derechos que faciliten la posibilidad de hacer crecer nuestro salario o garantizar que nuestras condiciones de trabajo cambien y mejoren.
Sufrimos estas condiciones que no garantizan si vamos a comer mañana o si habrá para el pasaje de los hijos, o para alguna enfermedad que se nos venga encima, no lo sabemos. Y es esa incertidumbre la que nos dice “no la hagas de tos, no te organices, te van a correr si empiezas a reclamar”. Es un miedo muy real, que todos y todas sentimos, pero quien hizo ese miedo, quien garantizó ese miedo fue la Reforma Laboral y necesitamos deshacernos de ese miedo recuperando nuestros derechos laborales.
¿Cuáles son nuestras condiciones actuales?
Actualmente de cada 100 trabajadores o trabajadoras solo 10 está sindicalizado, y sólo 2 de estos están en sindicatos donde su dirigencia no es “charra”, vendida o que sirva a los empresarios en vez de servir al trabajador. Hay 90 trabajadores de cada 100, es decir, la mayoría en condiciones de flexibilidad y precarización, de trabajo forzado, pero es ese 90% o 98% de trabajadores el que habremos de organizarnos más allá de los gremios, más allá de los sindicatos, habremos de organizarnos como clase.
Hoy lo cierto es que lo único que garantiza la Reforma Laboral es que sigan existiendo 80 millones de mexicanos y mexicanas en situación de pobreza, y 32 de ellos en extrema pobreza porque no hay garantía de un trabajo estable que respete el SALARIO CONSTITUCIONAL: Artículo 123, apartado VI, segundo párrafo de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos demanda que:“Los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer la educación obligatoria de los hijos. Los salarios mínimos profesionales se fijarán considerando, además, las condiciones de las distintas actividades económicas.”
Pues lo único que garantiza la Reforma Laboral es mayor ganancia para las y los patrones, para los empresarios, para los banqueros que poseen nuestro fondo de pensiones, pues al no existir un contrato fijo, individual y colectivo de tiempo indefinido, con posibilidad de tener un fondo de pensión y de jubilación digno, con seguridad social donde el empresario o el patrón cotice al IMSS o al ISSTE, el patrón se ahorra todo ese dinero, se ahorra todos esos derechos y deja únicamente un pago necesario para alimentación y necesidades básicas que le aseguran que seguiremos yendo a trabajar. Si en el año de 1976, de cada 10 pesos se designaban 4 para los trabajadores, ahora con la Reforma, de esos 10 pesos, solamente se designa 1 peso para nosotros. El pago que recibimos por el trabajo realizado no alcanza para vivir bien, parecemos esclavos que no tenemos de otra más que laborar en estas condiciones para sobrevivir y que lo haga nuestra familia.
A esto se le debe sumar que, desde hace 30 años, el poder adquisitivo del trabajador ha disminuido en un 80 por ciento. Así, mientras a finales de la década de 1980, el salario alcanzaba para comer, e incluso un poco más, ahora, con un salario más elevado, no se alcanza ni para esto, ya que el precio del trabajo, no ha subido a la par que el precio de las mercancías. Todo esto se agrava si le sumamos que un mexicano trabaja en promedio 2 mil 246 horas al año, 500 horas más que el resto de los países pertenecientes a la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), quienes trabajan un aproximado de mil 776 horas por año. Es decir, en México se trabaja más, se gana menos, y el salario no alcanza ni para comer.
No obstante, para que un trabajador, una trabajadora pueda satisfacer todas sus necesidades, no sólo las alimenticias, el salario debería ser de 19 mil 41 pesos mensuales, o lo que es lo mismo, 353 pesos diarios. Estos 353 pesos contrastan con los 102 que decretó el Gobierno Federal de Obrador y los risibles 98.15 propuestos por los grandes empresarios a través de la Coparmex (Confederación Patronal de la República Mexicana).
En otras palabras, para que las y los trabajadores del país puedan tener un salario que les permitan vivir de manera digna, con el que aspiren a ser felices, se necesita cuadruplicar el salario actual. Cualquier propuesta que sea menor, es una estafa al pueblo trabajador.
Debemos recordar que sin trabajo no hay riqueza. Los trabajadores somos los únicos que generamos la riqueza a partir de la prestación de servicios y producción de mercancías que son vendidas. Somos los que transformamos la materia prima, el fierro en un carro, o atendemos al paciente en los hospitales o aseguramos que se imprima un periódico o salga una nota, o convertimos ladrillos en una casa. Sin nosotros el empresario se deja ver como lo que es, un parásito. Este parásito nos chupa la sangre a través de garantizar leyes a su beneficio como la Reforma, o como la propiedad privada, que no es la propiedad personal.
Nosotros seguimos en resistencia, claro está, pero hay que pasar de la resistencia al combate y arrebatarles lo que es nuestro. Para eso no sólo se necesita un nuevo gobierno como el que ganó en la elección a través de nuestro hartazgo. Si no nos organizamos nosotros, si no proponemos leyes hechas por nosotros, si no avanzamos juntos como clase con un mismo interés, seguiremos donde mismo. Sea el gobierno que sea, hay que actuar en beneficio de los que trabajamos. Gobierne quien gobierne, los derechos laborales se defienden.
Debemos tomar nuestro destino en nuestras manos y cambiarlo, con organización, con lucha y con capacidad de construir. Como construimos una casa, tenemos que construir nuestros propios espacios independientes a cualquier interés que no sea el de un futuro mejor para las y los trabajadores.
Nuestra condición actual nos lleva a impulsar el sindicalismo, como una táctica que reúna nuestra fuerza o también centrales de trabajadores democráticas como la Nueva Central de Trabajadores.
¿Qué podemos hacer hoy para rescatar nuestros derechos laborales y proponer una Reforma Laboral por los trabajadores?
Por todo lo anterior,insistimos en que ir por la abrogación de la Reforma Laboral es avanzar de manera táctica en la organización de las y los trabajadores, acabar con estos mecanismos que nos someten, que no nos dejan organizar, que no nos permiten vivir de manera digna; es avanzar en la lucha de clases. Para eso tenemos que construir una propuesta de campaña que nos permita organizarnos con independencia de clase frente a cualquier gobierno y patrón. Proponemos los siguientes ejes:
- Crear de núcleos, células o comisiones integrados por las distintas organizaciones y asistentes participantes en los Foros Por el Rescate de los Derechos Laborales, en las distintas ciudades donde tenemos presencia. Con el objetivo de crear un Polo Nacional de Trabajadores por una Reforma Laboral en beneficio de la Clase Trabajadora y contra todas las Reformas Estructurales aprobadas durante el gobierno de Peña Nieto aún continúan vigentes.
- Impulsar la organización de los trabajadores y trabajadoras no organizadas hacia la sindicalización, la creación de cooperativas, coaliciones y que participen estas organizaciones en centrales obreras como la Nueva Central de Trabajadores.
- Elaborar una Plataforma de Luchaque implica no sólo ver la manera de impulsar más núcleos organizativos, sino la posibilidad de impulsar una Reforma Laboral para las y los trabajadores, misma que será hecha desde estos centros de discusión de la clase trabajadora.
- Diseñar un Plan de Acción a partir de la plataforma de lucha donde se coincida en actividades para la movilización, la agitación y la organización de los trabajadores dispuestos a cambiar su situación.
Este es el primer paso en el que avanzamos y debemos construir este núcleo para garantizar la campaña por el rescate de nuestros derechos laborales. ¡Por el rescate de los Derechos Laborales! ¡Por una Salario Digno y Justo! ¡Por una Reforma Laboral hecha por los y las trabajadoras y para las y los trabajadores! ¡Por la Unidad de la Clase Trabajadora, Venceremos!