Ahora que se cumple medio siglo del movimiento estudiantil popular de 1968 en nuestro país, los análisis sobre ese proceso histórico desde diversas perspectivas han aparecido por montones. Nuestra intención en este escrito es hablar de uno de los antecedentes del 68 que se suele tocar muy poco, estamos hablando del movimiento estudiantil de carácter nacional aglutinado en torno a la Central Nacional de Estudiantes Democráticos (CNED).
Derivado de la crisis en el modelo de sustitución de importaciones mexicano (forma histórica en que aparece la acumulación de capital en nuestro país) y de los métodos de cooptación y control de las organizaciones sociales, se suscitaron muchas movilizaciones que buscaban mayor democracia.
Un ejemplo de lo anterior fue la huelga ferrocarrilera que encabezaron Valentín Campa y Demetrio Vallejo, misma que con su captura se convirtió en una derrota importante del sector obrero y que movió el centro de la lucha de clases a otros sectores, como los médicos, maestros, campesinos y los estudiantes; quienes protagonizan este artículo.
En la década de los 60 se llevaron a cabo múltiples movilizaciones de estudiantes en la defensa de sus derechos y de la educación pública. Esa generalización de luchas estudiantiles y el sentimiento de unidad que en ellas se engendró, provocó que el 15 de mayo de 1963 se celebrara en Morelia, Michoacán, la Primera Conferencia Nacional de Estudiantes Democráticos, con la asistencia de 250 delegados que representaban, en conjunto, a cerca de 100 mil estudiantes.
Dicha reunión fue convocada: por nueve federaciones estudiantiles estatales (Baja California, Michoacán, Zacatecas, Veracruz, Chihuahua, Oaxaca, Monterrey, Chiapas y Nayarit); dos federaciones universitarias (Puebla y Michoacán); dos consejos estudiantiles (Estudiantes Técnicos y una parte de las escuelas normales rurales que integraban la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México) y tres representaciones de sociedades de alumnos (escuelas de Economía y Ciencias Políticas de la UNAM y la Normal Superior de Puebla).
Como principal resolutivo es lanzada la Declaración de Morelia que, entre otras cosas, plantea:
“Estamos en contra de una educación que en la medida que pasa el tiempo, se sitúa en abierta contradicción con los intereses populares, que nos trata de inculcar un ´humanismo´ que desprecia al obrero, al campesino, que discrimina al indio; el ´humanismo´ que pregona el desprecio al trabajo y predica la holganza y el parasitismo, el ascender en la ´jerarquía social´ y el ´prestigio´, como objetivos vitales de la juventud; el ´humanismo´ que enseña a los estudiantes a ser enemigos mortales del hombre, a arruinar al competidor por cualquier medio, a no tener escrúpulos, a ser mezquinos y mercantilistas; al ´humanismo´ que con frases trata de encubrir los intereses de los explotadores del trabajo del hombre, los estudiantes lo despreciamos porque es sólo la expresión de una sociedad moribunda, en descomposición, en la cual, los que trabajan viven en la miseria y los parásitos son respetados y estimados en las ´altas esferas´ y en el mundo oficial.”
Agrega el documento:
“Los estudiantes de México, ante tal situación, necesitan de un instrumento de lucha, independiente, que garantice la defensa de sus derechos y la consecución de sus objetivos; necesitan de un organismo propio que encuentre en su independencia frente al gobierno, la premisa básica de su existencia.”
Influenciada fuertemente por las Juventudes Comunistas, pertenecientes al Partido Comunista de México (PCM), la CNED tendrá al menos una reunión cada año y participará en las movilizaciones estudiantiles y universitarias de prácticamente todos los estados del país en los años siguientes a su fundación. Incluso, también tuvo vínculos con organizaciones internacionales de jóvenes en lucha.
Sin embargo, esta organización política durara pocos años ya que será absorbida por una más grande, el Consejo Nacional de Huelga (CNH) del movimiento estudiantil de julio-diciembre de 1968, del cual la CNED es uno los principales impulsores y le hereda gran parte de su estructura organizativa.
Una de las últimas apariciones de la CNED como tal fue hace 50 años, con una marcha estudiantil popular que, partiendo de Dolores Hidalgo (el 3 de febrero), culminara en Morelia (el 10 de febrero), demandando la libertad de presos políticos estudiantiles que se tenían de las represiones de marzo de 1963 y de octubre de 1966. Sin embargo, la marcha de la libertad fue frenada y reprimida por la fuerza del ejército mexicano.
A 50 años del 68 y de todas las movilizaciones estudiantiles y universitarias que se realizaron por esos años, las demandas siguen siendo vigentes y como jóvenes seguimos condenados a una vida de precariedad y muerte, ante lo cual nuestra respuesta debe ser la misma: la organización estudiantil en alianza con el pueblo de nuestro país para defender nuestros derechos de esa minoría rapaz ubicada en los altos puestos de gobierno y materializada en los principales empresarios nacionales e internacionales.