Comité de Base Feminista del Movimiento de Izquierda Revolucionaria

El papel histórico de las mujeres como un Ejercito Industrial Femenino de Reserva, tiene una condición material que lo permite. En el capitalismo patriarcal las mujeres aparecen como responsables sociales del trabajo reproductivo, confinadas al hogar y con ello a la realización del trabajo doméstico y de cuidados que reproducen a la fuerza de trabajo. Esta condición material en la División Sexual y Social del Trabajo configura al trabajo femenino como mano de obra de reserva del capital, es decir como un segmento flotante de la sobrepoblación relativa. Señala Silvia Federici:

Dalla Costa y James defendieron que la explotación de las mujeres había tenido una función central en el proceso de acumulación capitalista, en la medida en que las mujeres han sido las productoras y reproductoras de la mercancía capitalista más esencial: la fuerza de trabajo. Como decía Dalla Costa, el trabajo no-pagado de las mujeres en el hogar fue el pilar sobre el cual se construyó la explotación de los trabajadores asa­lariados, «la esclavitud del salario», así como también ha sido el secreto de su productividad… De este modo, el diferencial de poder entre mujeres y hombres en la sociedad capitalista no podía atribuirse a la irrelevancia del trabajo doméstico para la acumulación capitalis­ta —lo que venía desmentida por las reglas estrictas que gobernaban las vidas de las mujeres— ni a la supervivencia de esquemas culturales atemporales. Por el contrario, debía interpretarse como el efecto de un sistema social de producción que no reconoce la producción y repro­ducción del trabajo como una actividad socio-económica y como una fuente de acumulación del capital y, en cambio, la mistifica como un recurso natural o un servicio personal, al tiempo que saca provecho de la condición no-asalariada del trabajo involucrado (Federici, 2010).  

De esta forma, si el trabajo reproductivo descansa sobre exclusión de la mujer del trabajo asalariado, la configuración del trabajo femenino como fuerza de trabajo de reserva o Sobrepoblación Relativa Femeninapara el capital, descansa sobre el papel central de la mujer en la realización del trabajo reproductivo. Es así como las fuerzas inherentes al desarrollo capitalista enajenan el cuerpo de las mujeres al convertirlo en una maquina productora de fuerza de trabajo, ocultan su papel como subsidiaria de las tareas que permiten la reproducción de la fuerza de trabajo y fetichiza su papel como  reserva de mano de obra disponible para la explotación capitalista.

Esta doble función de la fuerza de trabajo femenina, como fuente primaria del trabajo reproductivo y mano de obra de reserva, la convierten, junto a la explotación de la fuerza de trabajo, en uno de los pilares fundamentales de la reproducción histórica de la sociedad burguesa, sin los cuales no podría existir.

La maraña tejida en torno al trabajo femenino, como fundamento del trabajo reproductivo y estamento de la sobrepoblación relativa, implica la imbricación de los elementos fundamentales del capital con el patriarcado, y con ello la determinación del capitalismo como un régimen inherentemente patriarcal y al patriarcado como elemento fundamental del capitalismo.

La doble fetichización del trabajo femenino es producto del carácter patriarcal del capitalismo y de la forma capitalista del patriarcado. El  ocultamiento del papel del trabajo reproductivo en la sociedad capitalista, como fuente de la existencia de la fuerza de trabajo, el ocultamiento del papel de trabajo doméstico como componente de la sobrepoblación relativa y por tanto la exclusión cíclica de las mujeres del trabajo asalariado, no son sino la expresión del régimen social donde la mujer es doblemente oprimida, como mujer y como proletaria, confinada por tiempos al hogar, de manera constante a las labores reproductivas y a peores condiciones laborales que las del obrero varón.