Michel Quesada
El próximo presidente Andrés Manuel López Obrador y la futura encargada de la Secretaría del Trabajo, Luisa María Alcalde, han decidido continuar con la precarización y a la flexibilización laboral por medio de aceptar el legalizado outsourcing, mecanismos que representan una patada en el trasero para las y los trabajadores.
Con la reforma laboral aprobada en 2012, los trabajadores quedamos básicamente sin derechos laborales. Al parecer el sexenio que gobierne AMLO se sumará a los cuarenta años de medidas neoliberales (antisindicales y antilaborales) y seis años de su radicalización. Con lo cual, se ampliará la generación de trabajadores que no conoce los contratos colectivos de trabajo, las prestaciones, la seguridad social, las vacaciones y los aguinaldos o alguna otra prestación. Además, se incrementará la cantidad de jóvenes trabajadores que laboran sin la esperanza de acumular antigüedad y obtener la posibilidad de algún fondo de retiro, sin la posibilidad de que después de cumplida la meta de años laborados se tenga una jubilación y una pensión digna.
Al parecer, pese a ser un gobierno que se dice de izquierda, seguiremos laborando en el esquema de la subcontratación, si nos atenemos a sus propuestas. Por si fuera poco a los 8 millones de desempleados en México (Centro de Análisis Multidisciplinario; figura 1) sólo se seguirá contratando por horas y como se dice, para unas “chambitas”, sólo al sector más joven se le asegura otorgar 2.6 millones de empleos (La Jornada; 15 de julio de 2018).
Pero la palabra empleo, para el gobierno que está por entrar, no es lo mismo que trabajo, pues las “becas” son en realidad mecanismos de subvención de los costos de la mano de obra por más de 110 mil millones de pesos que beneficiará a grupos empresariales, como la COPARMEX, quienes emplearán a los jóvenes becarios, pero sin tener acceso a los derechos que ya mencionamos y encima de todo sin sueldo alguno, así es ¡sin sueldo!
Los que ya se les denomina becarios van a entrar a regalar su fuerza de trabajo, lo único que tenemos los trabajadores para mantenernos, y son estos tipos de COPARMEX los que se han encargado de quitarnos el taco de la boca.
Según el nuevo gobierno los y las jóvenes tendrán que trabajar con una beca que asigna el gobierno, pero que va a salir de nuestros impuestos. Vaya irracionalidad (recuerden que el presupuesto federal, como el estatal y municipal sale de nuestros impuestos). Pero esta beca sobrepasa de manera muy breve el salario mínimo establecido en el país y se les dará la cantidad de apenas 3 600 pesos al mes (El Universal; 03 de agosto de 2018). A los que no quieran trabajar y quieran estudiar se les asignará un lugar en alguna universidad, pero sólo hay 300 mil, bueno les va a ir bien pues se les daremos 2 400 pesos mensuales… ¡van a salir rayados!
Las empresas sólo tienen el compromiso de capacitar a los trabajadores, si estos son buenos los contratarán en el mejor de los casos bajo un empleo por horas, precario y en el peor, una carta de recomendación y de nuevo a la calle, a la incertidumbre del desempleo. Los “jóvenes construyendo futuro” no encontrarán el porvenir si no se respetan los derechos laborales de los trabajadores, mismos que están en el artículo 123 de nuestra carta magna.
Por supuesto que esto es más de lo que han dado las últimas administraciones desde Zedillo, pero no más que lo que tenían nuestros abuelos y abuelas hace poco más de 40 años. El salario se ha ido al caño, así como la capacidad de adquisición de la moneda y se han elevado exponencialmente los precios de la canasta básica (ver figura 2).
Las y los trabajadores, no solo los jóvenes, no tenemos por qué conformarnos con una “beca” que a duras penas alcanza para comer uno solo. Por eso que exigimos que se nos devuelvan nuestros derechos como trabajadores, nuestra dignidad con la abrogación de la reforma laboral. Tenemos que exigir a la patronal incrementar el salario inmediatamente, con la organización, con la huelga o el paro; debemos exigir la sindicalización y la democracia sindical, pues son elementos básicos para mejorar nuestra vida y la de nuestra familia.
Pero también tenemos que trabajar por lograr y conseguir un gobierno que sea de trabajadores y trabajadoras, campesino, popular y que esté al servicio de la clase obrera. Sólo así nuestra vida mejorará radicalmente, este es el cambio verdadero y no lo lograremos sin la organización de todos y todas, de las y los trabajadores.