En 1913 se conmemoraría por primera vez el 1 de mayo como día de la clase trabajadora en consonancia con las demás naciones del mundo, rememorando y reivindicando la lucha de las y los trabajadores de Chicago en 1886 con las demandas legítimas de la jornada de 8 horas de trabajo y el descanso dominical, demandas que queda-rían consagradas en nuestra constitución de 1917.
La memoria de los mártires de Chicago se ha heredado a nuestra clase en el mundo como un día para vitorear el logro de derechos políticos en las calles, lo cierto es que en México, ya no lo podemos hacer de esta manera desde el 2012, ese grito de victoria, tiene que ser un grito de resistencia y de lucha por recuperar nuestro derecho a un salario digno, a pensión, jubilación, salud y seguridad social, educación gratuita y científica, en general a que las y los trabajadores de nuestro país tengan una vida digna.
Hoy en día la pérdida de derechos laborales nos sumen en una posición similar a la de fin del siglo XIX y principios del siglo pasado.
Resultado de la reforma laboral impulsada por los partidos del Pacto por México y el copetes Peña Nieto, pues hablamos de que sólo una tercera parte de todos los trabajadores en México tiene un trabajo fijo y apenas el 10% goza de prestaciones totales, dejando a un 90 % de la población trabajadora sin derechos laborales.
La reforma laboral legaliza la flexibilización y precarización del trabajo (procesos de aceleración y potencialización de la explotación de la fuerza de trabajo); la pérdida de nuestros derechos se traduce en un sin fin de sufrimiento inimaginable, si la plusvalía es en concreto el principio de injusticia social y política del mundo, lo que aumenta la tasa de explotación de la mayoría de la población son las reformas como la laboral que constituyen la herramienta legal para seguir sumiendo en la inmundicia al proletariado de nuestro país.
Lo que más sentimos los y las mexicanas trabaja-doras es que el salario ya no alcanza para nada y tiene que ver con la pérdida del 11% del valor adquisitivo de 2012 a la fecha (Centro de Análisis Multidisciplinario) reflejo de las reformas estructurales, sobre todo la reforma energética que ha vendido la industria eléctrica y petrolera a los extranjeros. El desabasto de gasolina a finales del 2016 y el alza del precio del litro a principios de este año fue la expresión de este proceso, y es que si nos suben la gasolina, nos suben el frijol, el harina, azúcar, tortilla, etc…la canasta básica es imposible comprarla con nuestro sueldo mínimo establecido que apenas llega a los 80 pesos.
Nos dicen los expertos del Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM que ahora la Canasta Alimenticia Recomendable (CAR) se compra con alrededor de 213 pesos, cuando en 1987 alcanzaba con alrededor de 5 pesos.
Ante las decadentes condiciones que enfrentamos las y los trabajadores, similares a las de fines del siglo XIX, donde el salario ya no alcanza para comer y la in-justicia primigenia del capital es más voraz el Movimiento de Izquierda Revolucionaria plantea que la conmemoración de un día como el 1° de mayo sea una conmemoración en la lucha y en la organización estableciendo los siguientes puntos programáticos para obtener una vida digna:
Eliminar todas las condiciones laborales precarias, injustas, subcontratadas y flexibles donde se labora sin derechos y en condiciones de informalidad.
Incrementar en un 100 por ciento el salario actual de acuerdo a las necesidades de las y los trabajadores.
Eliminar el trabajo infantil, el trabajo esclavo o semiesclavo y la trata de personas para fines laborales o sexuales.
Garantizar a la y los campesinos el derecho a la propiedad sobre su tierra. A las y los jornaleros agrícolas salarios justos y dignos que permitan fortalecer la productividad del campo.
Garantizar los derechos políticos y sociales, a la estabilidad laboral, a la libre sindicalización, a la huelga y a la manifestación de los gremios, eliminando las leyes nocivas para las y los trabajadores; garantizando la democratización de los sindicatos y la libre organización.