El PRI, PAN y PRD aprobaron las reformas estructurales. José Antonio Meade Kuribreña, Ricardo Anaya Cortés y Margarita Zavala Gómez del Campo, aprueban y respaldan las reformas estructurales. Andrés Manuel López Obrador mantiene una posición ambigua, un día a favor y otro en contra.
Las reformas estructurales generan inmensas ganancias para las trasnacionales y condenan a los trabajadores y trabajadoras a salarios y pensiones miserables, al desempleo y los someten a la violencia e inseguridad.
Dichas reformas representan contrareformas constitucionales que revierten las conquistas sociales de la revolución mexicana. En materia de derechos sociales y laborales, nos regresaron al porfiriato.
La reforma fiscal permite a los grandes empresarios evadir impuestos y lavar millones de dolares provenientes del narcotráfico.
La reforma laboral cancela el derecho a la jornada laboral de 8 horas, el derecho a la organización independiente de los trabajadores y trabajadoras, cancela el derecho a la jubilación, cancela prestaciones laborales y condena a salarios y pensiones miserables.
La reforma energética revirtió la expropiación petrolera y la nacionalización de la industria energética. Entrega la riqueza energética del país a las trasnacionales, desmantela la planta productiva del país y destruye las capacidades para generar tecnología e innovar.
La reforma educativa vulnera el derecho a la educación pública, laica y gratuita. Transfiere a los padres los gastos de mantenimiento de las escuelas públicas. Fomenta la creación de escuelas privadas y con educación religiosa.
Para mantener y hacer avanzar las reformas han instaurado un gobierno militar de facto, por medio de la Ley de Seguridad Interior. La cual permite el espionaje de opositores políticos, la supresión de garantías individuales, y la subordinados de las autoridades civiles a mandos castrenses..
¡Basta de tiranía y opresión!
¡Instaurar la República de los trabajadores y trabajadoras!
¡Por la unidad se la clase trabajadora, Venceremos!