Por Lic. Leandro Anaine y Mg. Matias De la Cruz

Ha concluido el proceso de elección de medio término en Argentina. Este final de Octubre ha dejado una victoria sin cuestionamiento de la coacción gobernante Cambiemos, alianza eclíptica de la derecha, en su vertiente democrática que ha sabido conquistar a nivel nacional su poderío.

Para eso ha roto una hegemonía en los sectores obreros de casi 70 años. Un sector de la burguesía argentina, entendió que no puede gobernar un país complejo y contradictorio, mostrándose honestamente y ha tenido que repensar su estrategia electoral, presentando un discurso que esconde sus intenciones reales y ha sabido depositar en el anterior gobierno saliente todo los males que aquejan, haciéndoles pagar el costo político por su brutal política de ajuste.

Nos parece interesante poder analizar las claves del discurso que el gobierno trasmite por los medios oficiales de propaganda, o sea, por las Políticas Públicas que implanta, los actos oficiales, los pasquines que emite; pero además está afianzado por los medios masivos de comunicación que reproducen un mensaje de meritocracia, de transparencia y saber técnico apolítico. Estos aliados le sirven al gobierno de correa de distribución para penetrar en los hogares donde lo oficial no penetra.

No queríamos dejar de analizar que esta contienda electoral fue atravesada por un hecho que el gobierno intentó ocultar, la muerte de un joven artesano de nombre Santiago Maldonado en defensa de una reivindicación histórica de Autonomía del Pueblo Originario, los Mapuches. El hecho ocurrió durante un enfrentamiento de los Mapuches con la gendarmería, fuerza represiva que custodia los terrenos en propiedad de la Multinacional Benetton, tierras históricas de los Mapuches que le han sido usurpadas por el Estado Argentino y regaladas a precio irrisorios para explotación capitalista.

Como resultado del enfrentamiento el primero de Agosto, en situación de una represión desatada, “desaparece” el Santiago Maldonado. Rápidamente el gobierno busca instaurar dos cosas: la primera la defensa irrestricta a sus fuerzas represivas y la segunda es culpabilizar a la víctima de la situación. Con el aval de sus medios afines, planta una infinidad de hipótesis falsas que desvían la Atención Pública y oculta la responsabilidad en esta desaparición forzada de persona.

A tres días de los comicios aparece el cuerpo sin vida del artesano, generando una conmoción política sobre el hallazgo del cadáver. Sin demoras el gobierno desliza que la responsabilidad de la desaparición a los mapuches y acusa a la coalición ciudadana de politizar el escenario político. Nos encontramos ante la disyuntiva de tomar el poder por asalto o replegarnos ante el escenario que monta el enemigo. El reclamo por la aparición con vida de Santiago Maldonado se convirtió en la pesadilla de una sociedad que nuevamente se encuentra frente a la inescrupulosidad del poder hegemónico de la derecha liberal que no teme en “plantar” un cuerpo y viralizar la morbosidad en las pantallas de alcance masivo.

Las subjetividades forjadas ante estos fenómenos sociales y políticos se ensamblan a la individualización promovida por el capitalismo en su fase económica neo-liberal y su fase política neo-colonial. Conocer la “verdad” de los hechos ya no es el puente que conecta la razón con una conciencia partidaria, en principio de la sensibilidad humana, sino más bien que se trasforma esa verdad objetiva en cierto “tipo de verdad” para la cooptación y coerción de las subjetividades. La naturalización del control social por parte de un Estado que pareciera volverse “gendarme”, busca subrayar la normalización de situaciones conflictivas de clase con todo un aparato mediático que omite la crítica y la construcción compartida de la información en democracia. Pasadas las elecciones legislativas en Argentina, el panorama se vuelve ensordecedor ante el crecimiento del voto “macrista”, el gran estafador del estado durante más 20 años.

El campo popular, dividido y ahora sí, huérfano, con la derrota del kirchnerismo, otrora ¿sujeto histórico? de la década pasada, no puede volver sobre su praxis política y renovar su estrategia realizando una correcta lectura de la realidad que llama sin titubear a la unidad y a la organización de un nuevo movimiento nacional y popular de izquierda. ¿Desde qué espacio comenzar a construir una conciencia crítica que en el largo plazo permita plantear una alternativa a la vieja política?