Comité de base magisterial “José Carlos Mariategui”

   Al iniciar el año, algunos especialistas en geopolítica anunciaron que el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos (EE.UU.), reduciría las tensiones militares creadas por el naciente orden “multipolar”, cuyos protagonismos en la era “Postcrimea” eran: EE.UU., Rusia y China. De ser correcta esta afirmación, el abierto belicismo de la presidencia de Barak Obama y su posible continuadora, Hillary Clinton, estarían a punto de dar un giro relevante.  

Sin embargo, las crecientes amenazas norteamericanas contra Corea del Norte, el ataque del 7 de abril con 59 misiles tomahawk a Siria, la continuación de las maniobras militares en Europa Oriental por parte de la OTAN y la realización de Washington de pruebas con misiles intercontinentales con capacidad nuclear, así como el inicio el 2 de mayo de maniobras militares en el Océano Pacifico por EE.UU, Japón, Francia y Reino Unido, han hecho que los expertos en geopolítica reelaboren sus análisis e intenten explicar este escenario “no previsto” con argumentos psicologizantes como una supuesta “hillaryzacion” de Trump, o reflexiones sobre las teorías de Relaciones Internacionales, que vale decir,  caracterizan los conflictos entre naciones como “tensiones diplomáticas”, debido a la “presencia de unos pocos centros de toma de decisiones estratégicas globales a nivel mundial, independientes y soberanos”.

Más allá de la basta información que puedan reciclar los expertos geopolitólogos, su incapacidad de explicar qué está pasando se prolongará por más tiempo, pues sus limitaciones son resultado de su enfoque analítico. En otras palabras, el problema con los geopolitólogos es que se quedan en el nivel de la “diplomacia internacional”, olvidándose de las relaciones político-económicas históricamente determinadas entre los Estados nacionales. Podemos decir que el enfoque exclusivamente diplomático de la cuestión, es como lo diría el comunista italiano Antonio Gramsci, solo la pequeña política que ocultan el interior de un equilibrio ya constituido y que no tratan de superar. Por tanto, la explicación, siguiendo al marxista italiano, se encuentra en la gran política, en las cuestiones que se refieren a la estatura relativa de los Estados en sus recíprocas confrontaciones.

El esfuerzo por explicar cabalmente la esencia de los conflictos militares de los que la humanidad es fiel testigo, requiere pasar de la pequeña a la gran política internacional, y para ello, el punto de partida fundamental es el funcionamiento del imperialismo capitalista y el papel que juega la guerra en éste.

El imperialismo y la guerra

En el VENCEREMOS 37, siguiendo los principios del marxismo leninismo, apuntábamos que para los comunistas “la guerra es la prolongación de la política por otros medios”, a saber, la violencia armada. Agregaríamos que, además, la política es “la expresión más condensada de la economía porque en ella cristalizan los intereses fundamentales de clase”. Por tanto, la guerra expresa una relación social de fuerza entre las clases y segmentos de clase, es decir, la lucha de clases entre trabajadores y burgueses, entre opresores y oprimidos, pero también expresa contradicciones al interior de la burguesía o entre burguesías de distintas nacionalidades y en el seno mismo del pueblo, contradicciones y conflictos que ya no pueden ser resueltos como hasta el momento se venía haciendo.

Es por ello que la guerra, exclusivamente observada en su dimensión técnico-militar no revela su esencia. V.I. Lenin señalaba que los conflictos militares deben de ser analizados desde el materialismo dialéctico, si se quiere entender su verdadero sentido. Lo anterior implica un análisis de la situación objetiva en que se desenvuelven los conflictos militares. 

La prueba del verdadero carácter social, o mejor dicho, del verdadero carácter de clase de una guerra no se encontrará, claro está, en su historia diplomática sino en el análisis de la situación objetiva de las clases dirigentes en todas las potencias beligerantes (V.I.Lenin, EL SOCIALISMO Y LA GUERRA. La actitud del P. O. S. D. R. ante la guerra, 1976).

Los tipos de guerra

En su análisis, el dirigente de la revolución de octubre, apuntaría que el primer paso para una precisa comprensión, es diferenciar el carácter de la guerra, así como los tipos históricos de las guerras modernas y la diferencia entre una guerra de ofensiva y defensiva, ya que según si tipología las confrontaciones bélicas pueden tener un contenido progresista o uno reaccionario.

Sobre el carácter de las guerras, Lenin señala en el texto El socialismo y la guerra que existen guerras legítimas y progresistas, así como guerras retrogradas y reaccionarias.

Reconocemos plenamente la legitimidad, el carácter progresista y la necesidad de las guerras civiles, es decir, de las guerras de la clase oprimida contra la clase opresora, de los esclavos contra los esclavistas, de los campesinos siervos contra los terratenientes y de los obreros asalariados contra la burguesía. Nosotros, los marxistas, diferimos tanto de los pacifistas como de los anarquistas en que reconocemos la necesidad de estudiar históricamente (desde el punto de vista del materialismo dialéctico de Marx) cada guerra en particular (V.I.Lenin, EL SOCIALISMO Y LA GUERRA. La actitud del P. O. S. D. R. ante la guerra, 1976).

Agregaba, al respecto del carácter de la Primera Guerra Mundial iniciada en 1914, que era reaccionaria por definición, ya que escondía, la disputa por territorios, riquezas materiales, rutas comerciales, etc., entre las grandes potencias y sus respectivas burguesías, en otras palabras:

 “Una guerra imperialista (esto es una guerra de conquista, de bandidaje y de rapiña), una guerra por el reparto del mundo, por la distribución y redistribución de las colonias de las esferas de influencia del capital financiero, etc. (V.I.Lenin, EL SOCIALISMO Y LA GUERRA. La actitud del P. O. S. D. R. ante la guerra, 1976).

En este sentido el dirigente bolchevique apuntaba que era necesario considerar la guerra imperialista como una prolongación de la política de las “grandes” potencias y de las clases fundamentales de las mismas para ver de inmediato el carácter antihistórico, la falsedad y la hipocresía de la opinión según la cual puede justificarse, en la guerra actual, la idea de la “defensa de la patria”.

Sobre las diferencias entre guerra ofensiva y guerra defensiva, V.I. Lenin reiteraba que cuando los socialistas hablaban del carácter legítimo de la guerra “defensiva” siempre tenían en cuenta precisamente esos fines, que se reducían a la revolución contra el régimen medieval y la servidumbre. Los socialistas entendieron siempre por guerra “defensiva” una guerra “justa ” en este sentido (expresión empleada en cierta ocasión por W. Liebknecht). Sólo en ese sentido, los socialistas admitían y siguen admitiendo el carácter legítimo, progresista y justo de la “defensa de la patria” o de una guerra “defensiva”. (V.I.Lenin, EL SOCIALISMO Y LA GUERRA. La actitud del P. O. S. D. R. ante la guerra, 1976)

Las guerras imperialistas

El 26 de abril de 1917, el dirigente comunista señalaba en el Prólogo al libro Imperialismo fase superior del capitalismo, que: mi folleto ayudará a orientarse en el problema económico fundamental, sin cuyo estudio es imposible comprender nada cuando se trata de emitir un juicio sobe la guerra y la política actuales: el problema de fondo económico del imperialismo  (V.I.Lenin, El imperialismo dase superior del capitalismo, 1976).

La guerra en el imperialismo es resultado de que el capitalismo entró a una etapa donde la repartición del mundo está ya dada entre los monopolios y el capital financiero, repartición soportada militarmente por los Estados nacionales, que defienden a sus respectivas burguesías criollas, así como a sus rapaces intereses. En otras palabras, al trocar el capitalismo en imperialismo, las disputas entre las potencias y sus clases dominantes por apropiarse de nuevas regiones ricas en materias primas (petróleo y gas) y rutas comerciales (gaseoductos y oleoductos) desemboca en la confrontación bélica. Por ello Lenin apunta:

El capitalismo ha llevado la concentración a tal punto, que ramas enteras de la industria se encuentran en manos de asociaciones patronales, trusts, corporaciones de capitalistas multimillonarios, y casi todo el globo terrestre está repartido entre estos “potentados del capital”, bien en forma de colonias o bien envolviendo a los países extranjeros en las tupidas redes de la explotación financiera. La libertad de comercio y la libre competencia han sido sustituidas por la tendencia al monopolio, a la conquista de tierras para realizar en ellas inversiones de capital y llevarse sus materias primas, etc. (V.I.Lenin, EL SOCIALISMO Y LA GUERRA. La actitud del P. O. S. D. R. ante la guerra, 1976).

De esta forma, carácter político de la guerra imperialista está determinada por los intereses económicos que se disputan. “Anexionar tierras y sojuzgar naciones extranjeras, arruinar a la nación competidora, saquear sus riquezas, desviar la atención de las masas trabajadoras de las crisis políticas internas de Rusia, Alemania, Inglaterra y demás países, desunir y embaucar a los obreros con la propaganda nacionalista y exterminar su vanguardia a fin de debilitar el movimiento revolucionario del proletariado: he ahí el único contenido real, el significado y el sentido de la guerra presente (Lenin, 1976).

El carácter de las guerras modernas

Las amenazas del imperialismo norteamericano sobre el régimen del gobierno de la República Democrática Popular de Corea (Norcorea), encabezado por Kim Jong Un; las maniobras militares de la OTAN en Noruega y Lituania, así como las permanentes tensiones militares en Ucrania contra las fuerzas rusas; la guerra en Siria contra el gobierno de Bashar Al Assad, y; la “guerra de posiciones” entre Washington y Pekín por el control de la región del Mar del Sur, son la expresión de los intereses imperialistas en toda las latitudes del planeta. Sin embargo, el carácter de estas tensiones no es igual, ya que las relaciones políticas entre los Estados nacionales son diferentes. Continuaremos en la próxima entrega.