Comité de Base Magisterial “José Carlos Mariátegui”
El panorama laboral
Al observar las estadísticas sobre la situación laboral de la clase trabajadora en México, observamos su condena casi “natural” a la desocupación, ausencia de derechos labores, falta de seguridad social, así como una gran precariedad salarial. Estos padecimientos no son una situación accidental o de momento; sino que se han convertido en una tremenda carga que todos los días pesa sobre los hombros de millones de trabajadores.
En el caso de la desocupación, los trabajadores arrojados a esta situación, representan una cantidad que en los últimos años osciló entre los 7 millones 800 mil y 9 millones de trabajadores. Es claro que esta cifra supera por más de seis millones la cantidad oficialmente reconocida por la Secretaria del Trabajo y Previsión Social (STPS) obtenida a partir de las estimaciones del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), cifra que estima la desocupación entre los 2.5 millones y el 1.9 millones.
La cantidad “relativamente” baja de desocupación registrada oficialmente se debe a que tanto LA STPS y el INEGI, únicamente consideran como trabajadores desocupados a la parte de la Población Económicamente Activa (PEA) que solicitó empleo en la semana de referencia en que se realizan las encuestas laborales. Sin embargo, no cuentan como parte de los desocupados a la población que aunque quiere trabajar, simplemente no lo busca derivado de la falta de oportunidades y posibilidades. A esta población, la consideran como parte de la Población Económicamente Inactiva (PEI) disponible para trabajar, pero en realidad son más desempleados. De esta forma, si consideramos la población desocupada y la población disponible, el ejército de reserva de mano de obra se incrementa considerablemente, y con ello, pasa de representar del 3.5 por ciento de la población a un enorme 13 por ciento.
A la desocupación crónica en que se encuentran aproximadamente 8 millones de trabajadores, se les suma la condición de informalidad de más del 50 por ciento de la población que trabaja. Es importante señalar que la situación de informalidad está caracterizada como aquellos trabajos donde no se cuenta con seguridad social, como afiliación al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), ni se cumplen las normas reglamentadas en el Artículo 123 constitucional y la Ley Federal del Trabajo. En esta preocupante situación se encuentran poco más de 50 millones de trabajadores y trabajadoras.
Por si fuera poco, a la desocupación e informalidad laboral, se le suma una disminución generalizada de los ingresos de los trabajadores. Si observamos la situación de los trabajadores por nivel de ingreso, se revela que los segmentos de los trabajadores con salarios más bajos y precarizados incrementan, mientras que los segmentos de la población con mayores niveles salariales disminuyen.
Un claro ejemplo de ello es que la población que recibía menos de un salario mínimo como ingreso diario, incrementó en más de 100 mil personas en solo dos años. Por su parte, los trabajadores que ganaban entre 1 y 2 salarios mínimos incrementaron en 2 millones de personas. En contraste, el sector de la población que ganaba entre 3 y 5 salarios mínimos, y más de cinco, disminuyeron en 800 mil y 300 mil personas.
Por si lo anterior fuera poco, la capacidad del poder adquisitivo del salario se deteriora cada vez más. Es muy ilustrador el análisis proporcionado por el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde se demuestra que la capacidad de compra del salario va en picada. Según este análisis, de 1982 a 2014 el ingreso de los trabajadores perdió el 88 por ciento de su capacidad adquisitiva.
Es claro que la situación de la clase trabajadora está dominada por las condiciones de precariedad, desempleo y bajos salarios, sin embargo, la pregunta que surge es ¿por qué?
Las causas
Cuando analizamos el origen de la situación descrita párrafos arriba, nos damos cuenta que es resultado de la forma en que funciona la economía en el país, o lo que en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) hemos llamado, Capitalismo Monopolista Transnacional (CMT) o capitalismo dominado por los monopolios extranjeros.
El CMT, caracterizado por el dominio de los intereses de las empresas transnacionales, tiene como parte esencial de su funcionamiento una clase trabajadora desorganizada, débil, dócil y profundamente dividida. La forma en que los capitalistas han logrado esta situación, es por medio de detener el crecimiento económico, con lo cual el CMT no crea los empleos necesarios que requiere el país, que se estiman en un millón anualmente, sino solo un porcentaje muy pequeño. Se estima que en los últimos treinta años el crecimiento de la economía ha sido del 2 por ciento, que contrasta si lo comparamos con el periodo comprendido entre 1964 a 1982, cuando se crecía a un promedio del 6 por ciento.
El bajo crecimiento económico ha traído como consecuencia desocupación permanente o estructural, expresada en trabajo informal y desocupación. Lo que a su vez presiona a la baja los salarios y el bienestar de la clase trabajadora. Aquí es importante señalar que de pagar salarios de miseria y hambre, se han beneficiado, tanto las empresas transnacionales como nacionales.
Ahora bien, este proceso, el de reproducir una desocupación estructural por medio de bajo crecimiento económico que a su vez presiona a la baja los salarios, ha impactado también en los indicies de sindicalización, puesto que se estima que solo 8 de cada cien trabajadores (8 por ciento) están sindicalizados y tienen, en teoría, un Contrato Colectivo de Trabajo en el cual se establecen sus derechos laborales.
Tasa de sindicalización en México |
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Año |
Total |
% PEA |
2005 |
4.36 millones |
10.1 |
2008 |
4.69 millones |
10.3 |
2012 |
4.35 millones |
8.2 |
Jorge Aguilar. Tasa de sindicalización en México. 2010 |
Las bajas tasas de sindicalización, implican que dado el desempleo estructural, los trabajadores han tenido más complicaciones para organizarse. Con ello, ha surgido todo un nuevo estamento de jóvenes trabajadores, sin experiencia de lucha sindical, sin derechos laborales y completamente flexibilizados. A esta condición la conceptualizaremos como “reproducción de la fragmentación de la fuerza laboral”, situación que indica que las nuevas generaciones de trabajadores ingresan al mercado laboral con menores posibilidades de contar con sus derechos laborales.
La propuesta
En uno de sus textos, el teórico Ilian Bizberg apuntaba “La clase trabajadora no es una masa homogénea que se presente en igualdad de circunstancias ante el capital patronal que la absorbe y ante las relaciones sociales que la someten. La clase obrera en México se encuentra separada entre sí por múltiples aspectos: distribución regional asimétrica, niveles salariales con diferencias abismales, condiciones de trabajo y de vida dispares, a imagen y semejanza de la desigualdad, niveles de escolaridad y capacitación diferentes”, y es verdad.
Pero ahora, se le suma una situación adicional, la gran fragmentación y pulverización de sus organizaciones de gremio y dispersión. Es por ello, que urge fortalecer la unidad y solidaridad de la clase trabajadora. Hoy más que nunca es necesario: 1) Organizar a los trabajadores que no están organizados; 2) fortalecer la democracia sindical; 3) construir nuevas e independientes centrales de trabajadores; 4) Realizar acciones de solidaridad con las luchas de las y los trabajadores; 5) promover la independencia de clase; 6) fomentar la solidaridad internacional con las y los trabajadores de otros países.
Sólo superando la fragmentación, que ha aislado y dividido a los contingentes de la clase trabajadora, se podrá defender exitosamente los derechos laborales.